jueves, 4 de marzo de 2010

Un mundo de Contrastes...

Hoy (miercoles) en la mañana un capitan del ejercito (o de la armada) se acerco a un periodista de Bio-Bio pidiendole si podia ubicar, a traves de la radio, a su esposa e hijas de corta edad, ya que despues del terremoto no habia podido establecer contacto con ellas... El uniformado habia estado ocupado estos cuatro dias en mantener el orden y ayudar a las familias del puerto sin poder darse el tiempo, siquiera, de buscar a su propia familia. 


En un pueblo de la costa, un medico perdio a toda su familia en el maremoto y a pesar de su dolor tan grande ha estado ocupado en el consultorio (o quizas lo que queda de el) atendiendo las urgencias de los demas habitantes, sobreponiendolas a sus urgencias tan humanas.

Estos dias hemos visto escenas desgarradoras; y no me refiero a las escenas de edificios caidos o llorando a gritos por su demolicion, ni tampoco de familias llorando a los muertos sin cuerpo que velar... me refiero al caos social que reino sobre las ciudades, al vandalismo y delincuencia de grupos que sembraron el terror en las poblaciones desde un primer momento.  Desgarradoras, porque rompen violentamente con esa autoimagen de pais solidario que, tal vez, genuinamente, tuvimos hasta hace un tiempo; pero que hoy parece desplazada por el egoismo y el asegurarse el pan de hoy, mañana, pasado y si es posible, el de toda la semana. Generalizar no es bueno, por supuesto, pero siento que se ha sembrado un comportamiento que sera dificil de combatir, a menos que demostremos ser una sociedad sabia que aprende de sus errores; a menos que logremos quitar de la cabeza de quienes saquearon sacos de harina por camionadas o zapatillas como cienpies, que lo que estaban haciendo no es justo ni que tampoco estan en su derecho de hacerlo.  Ni siquiera se puede culpar a las clases marginales por haber invadido territorio sagrado en un momento tan critico; vimos con horror como camionetas 4x4 se llenaban compulsivamente de comida o de lo que fuera para poder "sobrevivir"... patetica fue la imagen de una señora arrancando despavorida, perseguida por la conciencia de sus actos, con un paquete de 8 rollos de papel higienico en su mano mientras que con la otra solo le alcanzaba para darle impulso a ese cuerpo malcuidado (espero que haya disfrutado ese papel hecho a lo pobre en su proximo almuerzo).  


El desorden no solo se dio en el llamado "punto cero"; el pillaje corrio como reguero de polvora por los medios, atravezo kilometros de campos y rios para llegar a centros urbanos, menos poblados pero con igual carencia, se desplazo hasta chocar con la autodenominada "metropolis del pais"; la que, abastecida hasta decir basta, sufrio la furia de las masas en distintos sectores, incluyendo el barrio alto, donde el saqueo fue pagado con redcompra o tarjeta de credito pero el efecto fue el mismo: escases de pan y otros elementos basicos; ahora ganaba no el mas fuerte sino el que simplemente llegaba primero al supermercado o al castaño mas cercano, dejando a los demas a la suerte de dios.

Es doloroso darse cuenta de golpe que ese Chile que le vendieron a uno ya no es mas que una postal; que para las proximas emergencias teluricas y de cuanta sorpresa nos guarda la naturaleza, el ejercito debera ser el primero en salir a las calles a decretar toques de queda, establecer puestos de vigilancia en cada supermercado y tienda de comercio de la localidad, ademas de los patrullajes poblacionales para detener a los "antisociales".  Pero tambien es esperanzador saber que la mayoria de la poblacion ha demostrado capacidad organizativa y de cooperacion, ha sabido defender sus pertenencias y compartir sus alimentos con sus vecinos... es esperanzador conocer casos como los ejemplos del principio: un soldado que cumple las ordenes a cabalidad y un medico que se sobrepone a si mismo y sus debilidades por ayudar a los demas.  Estoy seguro que escenas como esas podemos encontrar por montones en las miles de historias de los afectados por este terrible desastre y que la solidaridad aun esta inscrita en el ADN de nuestro pueblo... Dejemos, por un momento, de pensar en las necesidades de cada uno, para ver las de todos los demas y QUE podemos hacer para cooperar; una crisis bien lo merece.